En los años 90, José Luis Sierra surgió en Unión Española. Entre 1992 y 1994 consiguió dos Copa Chile, la primera (92) en una final inolvidable frente a Colo Colo, y la segunda ante Cobreloa (93). En el 94 alcanzó los cuartos de final ante Sao Paulo, pero se inclinaron en Morumbí en un partidazo (4-3). Antes dejaron en el camino al Cruzeiro de Ronaldo. Luego iría a Sao Paulo, Colo Colo y los Tigres de México. El final de su carrera lo disfrutó en Santa Laura, con la corona del Apertura 2005. En ese lapso fue un actor permanente de la selección nacional y su gol de tiro libre a Camerún en Nantes le dio la clasificación a Chile en el Mundial de Francia 98. Unos meses antes, el 11 de febrero, había puesto el pase largo a Marcelo Salas para la obra maestra del Matador en Wembley, cuando la Roja se impuso 2-0.

-De ese tiempo, la pregunta surge de inmediato: ¿Cuál fue la mejor versión de Sierra?

La respuesta tarda un par de segundos. “Cuando mejor me sentí, cuando uno se da cuenta de que todo le sale muy fácil, fue desde el 93 hasta el 98. Me sentía bien, tenía altibajos -como todos- pero estaba bien. Después tuve un buen rendimiento en Unión, cuando volví y fuimos campeones y el año anterior disputamos el título con Cobreloa, aunque en una versión distinta”.

-¿Entendiendo todo el juego?

Claro. Creo que 2004 jugué muy bien.

-¿Qué faltó en Francia 98? Alguna vez Pedro Reyes nos dijo que en la medida que avanzaban los partidos sintieron el desgaste, que no estaban acostumbrados a esa exigencia.

Puede ser, pero creo que nos faltó tener otro Mundial. Por lo que pasó en Maracaná no se pudo. Quizás nos faltó jugar esa eliminatoria, para Estados Unidos 94, nos quedamos jugando solo las Copa América, que en ese tiempo no era tan valorada como hoy. Era un torneo que de repente incluso te molestaba en el calendario. También hay que pensar que el 95 por ciento de los jugadores estábamos en la competencia local, salvo Iván (Zamorano), Marcelo (Salas), Fabián (Estay) y el “Guatón” (Marcelo) Vega. No tuvimos la experiencia de enfrentarnos a selecciones europeas, africanas, a distintas realidades. También creo que debimos ganar más partidos. A Austria sí o sí. Se dio todo: hicimos el gol, íbamos ganando 1-0, tuvimos la posibilidad de hacer el segundo.

Le cobran un fuera de juego que no fue a Iván, que se iba solo y nos hacen el gol al final. Nos faltó ese roce, estar más en contacto con ese nivel de juego.

-¿No alcanzó con la gira por Hong Kong, Nueva Zelandia, Australia e Inglaterra?

Ocurre que la gira queda como el partido con Inglaterra, pero fue “el” partido. Por ejemplo, la diferencia con la Generación Dorada es que ellos tienen una previa, que es el Mundial Sub-20, ellos jugaron mucho en las fechas FIFA. En nuestros tiempos no existían. Nosotros jugábamos amistosos aquí, con rivales sudamericanos. Además, en esa gira hubo muchos que no fueron al Mundial y otros, que no fueron, los terminaron citando.

-¿El Colo Colo 95-98, de Gustavo Benítez, era tan jodido?

A mí me encantaría tener jugadores de ese nivel, con ese compromiso, esa competitividad. Teníamos un compromiso por querer ganar, no solo a nivel local, sino también a nivel internacional, pero además teníamos con qué. Sentíamos que podíamos competir de igual a igual con los argentinos, los brasileños.

Se hizo el estigma, de decir que era un equipo pesado, porque estaba Ivo (Basay), Marcelo (Espina), Barti (Marcelo Barticciotto). Yo consideraba que era muy fácil de manejar porque era muy competitivo. Creo que el profe Gustavo Benítez tiene que haberse sentido muy identificado con ese equipo.

Llegamos a una semifinal de la Copa Libertadores y dos se la Supercopa, que hoy sería como la Sudamericana.