El miércoles 9 de febrero de 1972, a las 9.00, en la cancha de Gasco se inició oficialmente la labor de Luis Álamos en Colo Colo. El entrenador tuvo que aguardar el finiquito de su colega Francisco Hormazábal, cuya salida del club había sido exigida por la asamblea de socios reunida en el estadio Nataniel.

Bautizado el Zorro por su sagacidad, Álamos había formado el Ballet Azul de Universidad de Chile que dio las vueltas olímpicas de 1959, 1962, 1964 y 1965.

Después firmó en Audax Italiano (1967), Lota Schwager (1970) y Santiago Wanderers (1971).

Acompañado del preparador físico Luis Venegas, con quien había trabajado con éxito en Lota Schwager, el Zorro Álamos le habló al plantel y le dijo que quería jugadores aguerridos en la cancha, no ante los micrófonos ni a través de los diarios. Insistió en la obligación de respetar el estilo histórico del equipo y brindar espectáculo, lo que se traduciría en el regreso del público a los estadios.

Después del primer entrenamiento de Colo Colo, le preguntaron a Carlos Caszely su impresión de Álamos: “Ni buena ni mala”, contestó.

Los planes de preparación de Álamos y Venegas chocaron con la realidad económica de Colo Colo y la obligación de cumplir presentaciones contratadas con anterioridad, como un cuadrangular de tres fechas en Antofagasta, otro de dos partidos en Valdivia y un amistoso en Coronel.

La primera sorpresa que se llevó Álamos era que Jorge Toro no continuaba en el club. Según el presidente Héctor Gálvez, Toro era un jugador caro y entonces el crack que actuó casi una década en el Calcio italiano aceptó la oferta de Unión Española. Para reemplazar a Toro se contaba con Francisco Valdés, quien venía de dos préstamos fuera del club, en Unión Española 1970 y Antofagasta Portuario 1971. Álamos y Valdés requerían limar asperezas, porque ambos no se hablaban desde la Copa del Mundo Inglaterra 1966, cuando Chamaco hizo fuertes declaraciones en contra del técnico.

Álamos le propuso un doble compromiso a Valdés: a cambio de trabajar con profesionalismo, él lo iba a transformar en el mejor futbolista del país.

El cuadrangular de Antofagasta incluía al flamante campeón, Unión San Felipe, a Santiago Wanderers, Colo Colo y al conjunto local y se disputó el viernes 11 de febrero, sábado 12 y domingo 13 en el estadio Regional. La delegación alba al Norte contempló 18 jugadores, entre ellos dos juveniles y dos refuerzos: los veteranos exmundialistas Adán Godoy, 35 años, arquero de Audax Italiano, y Rubén Marcos, 29 años, volante de Palestino.

En su primera presentación, Chamaco Valdés y Marcos no rindieron y fueron reemplazados por Juan Koscina y Sergio Ramírez.

Álamos insistió en la contratación de Marcos, cuyo pase fue tasado por Palestino en 400 mil escudos, suma que luego fue bajada a 300 mil escudos, porque el entrenador de los árabes, Adolfo Rodríguez, dijo que “Marcos es mejor en primera división que en segunda”.

Palestino se hallaba en el Ascenso.

Aparte de Jorge Toro, ya habían dejado el club los arqueros Efraín Santander (viajaría a Guatemala) y Manuel Araya (a Lota Schwager), el defensor Humberto Cruz (a O’Higgins) y el volante Carlos Díaz (a Naval de Talcahuano).

Con la Selección Nacional, que dirigía Raúl Pino, se hallaban en gira por México, Honduras y Haití los zagueros albos Leonel Herrera y Rafael González. También el volante Guillermo Páez y el puntero Fernando Osorio, ambos de Lota Schwager y que se sumarían luego a Colo Colo.

Después, se marcharon el lateral Carlos Araneda y el puntero izquierdo Víctor Solar (a Deportes La Serena) y el volante Keko Ramírez (a Huachipato).

Los arqueros Miguel Ángel Onzari, de Vélez Sarsfield, y Mario Lara, de Magallanes, el defensa Manuel Rubilar, de Lota Schwager, y el puntero Leonardo Véliz, de Unión Española, completaron el plantel.

En el papel, el favorito para ganar el título de 1972 era Unión Española, que había formado un conjunto estelar con Jorge Toro, Alberto Fouillioux y Guillermo Yávar, los arqueros Juan Olivares y Leopoldo Vallejos y los seleccionados Juan Machuca, Raúl Angulo, Antonio Arias, Gustavo Viveros y Rogelio Farías. También contaba con Hugo Berly, Remigio Avendaño y los extranjeros Osvaldo González y Uruguay Graffigna. En la banca, el argentino Néstor Isella.

EL TORNEO

En la primera fecha Colo Colo recibió a Antofagasta Portuario y lo venció 4-3. Pasada la media hora, Onzari no había atajado ningún disparo y había visto derrotada su valla tres veces. Esa tarde soleada Chamaco cumplió 29 años y convirtió tres goles. En rigor, fueron cuatro, pero el árbitro anuló uno que las fotografías demostraron que había sido legítimo.

La defensa alba no jugó bien, porque el mediocampo estuvo formado por dos jugadores técnicos que no marcaban: Valdés y Koscina. A partir de la tercera fecha, goleada de 6-0 sobre Everton, Guillermo Páez aportaría el equilibrio táctico que faltaba.

En la segunda fecha, frente a Deportes La Serena en La Portada, debutó Carlos Caszely como capitán.

En el primer tiempo, partió desde el mediocampo, en el segundo, intercambió la posición con Sergio Messen.

La ofensiva de Colo Colo se caracterizaba por dos punteros abiertos (Caszely, Osorio, Véliz o Sergio Ahumada) y dos atacantes por el centro (Messen, Elson Beyruth, Caszely o Ahumada), pero con trabajo de retroceso para ayudar a Páez. Valdés disponía de libertad total para crear y los cuatro primeros goles a Everton nacieron en habilitaciones suyas.

En el estadio Gasco, el PF Luis Venegas sometió al plantel a un test físico individual en cinco ejercicios: salto de vallas con las piernas juntas; de brazos, flexiones en la barra; dorsales, en el pasto y con un balón; abdominales, también con pelota; resistencia y velocidad.

Gerardo Castañeda fue el de mejor condición física, le siguieron de cerca Alejandro Silva, Caszely y Aldo Valentini.

Fernando Osorio llegó de la primera práctica en la selección con el entrenador alemán Rudi Gutendorf y Álamos le preguntó qué habían hecho: “Carreras recogiendo estacas, para luego echarlas en un cajón”.

El Zorro comentó: “Eso mismo lo hacía Lucho Tirado hace 20 años, pero no con estacas, sino con balones”.

En la sexta fecha, la victoria 3-2 ante Universidad Católica en los últimos 10 minutos, después de estar 2-0 abajo y con 10 jugadores (expulsado Leonel Herrera al final del primer tiempo), marcó el comienzo del romance con la hinchada. Dos goles de Caszely en el arco norte, con el 10 en la espalda y dos cintas de capitán en el lado izquierdo del pantalón, desataron la euforia.

Después de la décima fecha se produjo un receso de un mes y medio en el campeonato, porque la selección participó en el Minimundial de Brasil. Allí Caszely anotó cinco goles (uno a Ecuador, Portugal e Irlanda del Sur y dos a Irán) y regresó imparable en el mano a mano.

El periodista Edgardo Marín no escatimó elogios en la revista Estadio: “Ya podemos decir lo que esperamos tanto: Caszely es crack. Porque mostró, como en Brasil, lo que le faltaba para serlo: personalidad definida, trascendencia en el juego y en su equipo. Pocas veces damos aquí títulos de crack. No es la norma periodística ni es lo habitual en las canchas: se dan poco. Porque un crack es más que un jugador con buena técnica, con buenas ideas, con buen físico. Además, tiene que poner todo eso en función del equipo, tiene que crear.


Tiene que aportar soluciones originales, tiene que ‘ser él’ más allá de cualquier esquema, más allá de lo que se le puede exigir, más allá de lo que se puede esperar.

Y Carlos Caszely en la medida que parece haber tomado el fútbol definitivamente en serio, está en esa onda. Cada vez que Caszely tomaba la pelota, se sabía que algo iba a pasar. Y se adivinaba que no iba a correr al estrellón, a la jugada caprichosa, sino que jugaría la inteligente. Y siempre lo hizo”.

Que Colo Colo llenaba los estadios quedó demostrado en el duelo con Universidad de Chile de la primera rueda. Miles de personas quedaron sin entrada en el Estadio Nacional y derribaron un muro de Avenida Grecia para ingresar. Los albos ganaron 3-1 ante 69.223 espectadores y registraron 3.111 socios.

Caszely convirtió el segundo gol luego de eludir al portero Adolfo Nef, en tanto que Messen logró el tercero después de una doble pared con Caszely. En Estadio, Julio Salviat describió: “Caszely sigue confirmando que estamos ante un gran jugador, de lo mejor que ha producido nuestro fútbol en los últimos años.

Dejó atrás sus mañas infantiles y es un crack hecho y derecho. Insuperable en el dribbling hacia adentro, certero en el pase, imparable en el pique, demoledor en la definición frente al arquero”.


Al finalizar la primera rueda, Colo Colo y Unión Española encabezaban la tabla de posiciones, cada uno con 26 puntos. El balance de Luis Álamos: “Si tengo algún mérito, es haber unido al grupo, que era lo más difícil. He comprobado que tengo un plantel de primera, tanto en lo humano como en lo futbolístico.

No hay envidias, no hay grupos. Puedo darme el lujo de dejar afuera a Beyruth sin ningún problema, porque él mismo se acercó para decirme que nunca me pondría problemas. Y así los demás. Así están las cosas en Colo Colo… ¡Cómo no voy a estar contento!”, dijo en Estadio.

En tanto, Néstor Isella se quejaba: “Nosotros no somos locales en ninguna parte, incluso en nuestro estadio.

En Santa Laura, es curioso, el que más puede sentirse local es Magallanes. Santa Laura tiene su público propio, hinchas del fútbol que van a ver un buen espectáculo y entonces se ponen del lado del débil, que por lo demás es una reacción muy humana en cualquier aspecto de la vida, porque suponen que de esa manera exigen al más fuerte y pueden presenciar un partido mejor”.

SEGUNDA RUEDA

En el inicio de la rueda de revanchas, Colo Colo ganó 2-0 a Antofagasta Portuario y desde entonces nunca dejaría el primer lugar de la tabla.

En el vuelo al Norte, el plantel coincidió con las bailarinas de Música Libre, que actuaban en la discoteca El Galeón, frente al hotel de concentración de los albos.

Hubo un par de romances y uno de ellos terminó con el matrimonio de un jugador… El domingo 17 de septiembre, Colo Colo perdía 3-0 a los 23 minutos ante Deportes La Serena en Ñuñoa.

Al final, fue empate a tres goles.

El punto más alto de la producción del Cacique se produjo contra Rangers: 8-0 en el Estadio Nacional, con media docena de goles de Valdés en la fecha 26.

Chamaco era quien lucía ahora las dos cintas de capitán en el lado izquierdo del pantalón.

Con un partido menos (suspendido por lluvia), Colo Colo tenía una unidad de ventaja sobre Unión Española.

“Un punto de diferencia es muy poco, considerando que hemos sido los únicos que aportamos al espectáculo y que hemos sido los más regulares”, señaló Álamos.

A despecho de la calidad de jugadores de que disponía, Unión Española exhibía un fútbol mezquino, que aburría a sus partidarios. Por lo general abría la cuenta temprano, por intermedio de Rogelio Farías, dejaba pasar la hora sustentado en la seguridad defensiva que ofrecía y en los minutos finales obtenía un segundo gol.

En 13 días, entre el 29 de octubre y el 11 de noviembre, Colo Colo sumó cinco triunfos sucesivos: 1-0 a O’Higgins en Rancagua; 8-0 a Rangers; 3-1 a Santiago Wanderers en Valparaíso, 4-2 a Naval y 5-0 a Magallanes. Total 10 puntos (en esa época eran dos por victoria), 21 goles a favor y tres en contra.

LA NOCHE TRISTE

En la fecha 29, la caída ante Universidad de Chile resultó dolorosa por las circunstancias que la rodearon.

Asistieron 73.636 personas, con récord de 4.500 socios albos. Colo Colo perdió temprano a Leonel Herrera por darle un golpe a Esteban Aránguiz. Con un jugador menos, pudo ponerse en ventaja antes de la primera fracción, cuando Caszely eludió a Nef, demoró y el arquero se arrojó y recuperó la pelota.

Con Universidad de Chile aguantando el resultado con dos líneas de cuatro, se produjo un tiro libre donde el argentino Juan Carlos Sarnari simuló darle el pase al zurdo Carlos Arratia, pero movió hacia el otro lado para Jorge Socías, cuyo remate se le escabulló por entre las manos y las piernas a Onzari: 1-0. Hubo una segunda jugada similar, amague de Sarnari a Arratia, otro toque a Socías y nuevo fracaso de Onzari: 2-0. Una maniobra individual de Socías por la izquierda, Onzari se abrió para interceptar el pase y el Lulo metió el balón entre arquero y poste: 3-0. Todo en ocho minutos. Para los azules, “la noche de Socías”; para los albos, “la noche negra de Onzari”.

Luego del partido, declaró Socías: “A mí no me vengan con cosas raras de chanfles. A la pelota hay que darle duro, al medio y por bajo. Es la mejor manera de hacer goles”.

Aránguiz se fue de lengua: “Herrera no me agredió: yo lo provoqué para que engranara y lo echaran”. Por sus declaraciones fue citado al Tribunal de Penalidades y lo castigaron con un partido.

Pasando las penas, cuatro noches más tarde Colo Colo apabulló 8-0 a Panamá. Los goles: 1’ Caszely (izquierda); 5’ Caszely (izquierda); Valdés, de penal; Caszely; Caszely; 5-0 el primer tiempo; Pedro García, de cabeza; Beyruth y Osorio. En el arco… Mario Lara.

Un mes después, Colo Colo daba la vuelta olímpica en Concepción, al empatar 1-1 con Huachipato. Rubilar y Osorio fueron papás durante el viaje.

NÚMEROS

“Cuando Colo Colo gana, el lunes la marraqueta es más grande y el té es más dulce”, sentenciaba el Zorro.

¿Razones que abonen la campaña de Colo Colo? Álamos: “Primero, ritmo: se comienza y se termina igual, sin pausas, sin bajones. Hay continuidad y una permanente acción en el campo de todos. Segundo: agrado de los jugadores por el trabajo semanal. Todo se hace grato y amable y los rostros lo expresan, además que se ve en la manera como se enfrenta algo que a la larga se torna tedioso y cansador. Nunca he tenido problemas en esta fase previa a los partidos. A lo mejor fuera de mi campo los pueda haber, pero en el mío jamás, y la risa es la música que hace agradable esta labor. Tercero, disciplina: no se crea que es la del cuartel, la que no creo sea aplicable en el deporte y menos en el fútbol. Siempre he pensado que la que debe imperar en esta actividad es la natural, que emana de la convicción del individuo cuando adquiere una responsabilidad. De tal suerte que es la que tenemos en Colo Colo”.

La campaña sumó 52 puntos (26 en cada rueda), 23 partidos ganados, 6 empatados 5 perdidos.

Segundo terminó Unión Española, a tres puntos.

Albos y rojos empataron 2-2 en la primera rueda y 0-0 en la segunda, en un encuentro donde la figura fue el portero Juan Olivares.

Las derrotas de Colo Colo: con Deportes Concepción, Santiago Wanderers, Universidad Católica y Universidad de Chile en el Estadio Nacional y con Lota Schwager en Coronel.

Noventa goles a favor y 37 en contra.

Los goleadores: Valdés, 22; Caszely, 14; Messen, 13; Beyruth, 12; Véliz, 7; Osorio, 5; Ahumada, 5; Galindo, 2; Herrera, 2; Castañeda, 1; Páez, 1.

Autogoles, 6.

En cuatro presentaciones, Colo Colo utilizó camisetas naranjas: ante Naval en Talcahuano, Magallanes (primera rueda), Universidad Católica (segunda rueda) y Deportes Temuco en el Ñielol.

En las encuestas que hicieron los medios a los hinchas albos acerca de cuál equipo era el mejor de todos los tiempos, Colo Colo 1972 se impuso al de 1953 de Jorge Robledo y al de 1941 del húngaro Francisco Platko.