Revisemos. El último triunfo que registra la Roja ocurrió el 1 de febrero de este año.

En La Paz, Chile venció 3-2 a Bolivia en las eliminatorias a Qatar 2022, con dos goles de Alexis Sánchez y uno de Marcelino Núñez.

Luego, solo lamentos.

Derrotas ante Brasil (4-0), Uruguay (2-0), Corea del Sur (2-0), Túnez (2-0), y, ahora, Marruecos (2-0). Y un empate sin goles ante Ghana, que luego fue para los africanos en la definición por penales, y el 2-2 con Qatar.

Una caída sin freno, que incluyó el final del fracaso eliminatorio -otra vez fuera de un Mundial- y la salida del DT Martín Lasarte.

Lo preocupante es que la llegada de Eduardo Berizzo aún no entrega señales de mejora, aunque ya “borró” -¿por ahora?- a dos “históricos”: Claudio Bravo y Mauricio Isla.

El duro partido con los magrebíes, el primero con una “nómina completa del nuevo DT”, dejó poco para la esperanza. Chile hizo un mal partido. Un muy mal partido.

La Roja salió dispuesto a matar a los rivales. A pelear con una presión alta que pareció un lindo gesto para recordar tardes de gloria más que como un estilo que este plantel esté capacitado para cumplir. El 3-5-2 quedó tirado en la cancha con pocos argumentos para enfrentar a un rival duro, con bien pie, potencia física y un par de figuras de renombre.

¿A qué apostó Berizzo? No quedó claro. Lo cierto es que el esquema naufragó en una tarde catalana que se llenó de críticas.

Quizá si la frase más certera la dio el DT: “Necesitamos un mediocampo más dinámico, con situaciones de pase más claras (…) Tenemos que reconocer lo que nos pasa, encontrar fórmulas, con movimiento, posiciones que nos den un juego de mediocampo que nos permita atacar con más claridad que hoy”.

En Austria, el equipo se vio mejor. No solo porque se apostó a un 4-4-2, con lo que el mediocampo se vio más fuerte. Sino también porque el nivel del rival era muy distinto. Marruecos está 23º en el ranking FIFA, mientras que Qatar recién aparece en el puesto 48. Y eso se notó en la cancha.

Chile dominó el encuentro, de principio a fin. El porcentaje de dominio fue ostensible, pero no se vio ratificado en la portería rival. El gol inicial de Alexis Sánchez, quebrando una racha de 582 minutos sin que la Roja anotara, pareció descomprimir el lance. Pero un par de errores de Francisco Sierralta provocaron la ventaja qatarí, lo que se resolvió con un tanto de Vidal. Cerca del final, Sánchez dejó a todos con la cara larga, al fallar un penal.

Tras los dos partidos, el tocopillano, quien suma 50 anotaciones en la selección, fue claro: “Estamos en un proceso, hay que tener paciencia, hay jugadores nuevos, pero hay que entenderse.

Hay cosas negativas y positivas, que hay que asumir. Confío en el cuerpo técnico porque sé cómo quiere trabajar”.

Pese a jugar solo veinte minutos, Víctor Felipe Méndez se llenó de elogios. La fineza del trato del balón se agradece. Otros estuvieron, pero no lograron timbrar el pasaporte. Y hubo un grupo que ni siquiera vio juego (Cristóbal Campos, Jean Meneses, Jeyson Rojas, Diego Valencia, Darío Osorio y Clemente Montes) Aún quedan dos amistosos antes del Mundial. Uno será contra Polonia. Lo importante será ir mejorando el nivel. Porque la transición está costando demasiado.